A los ojos de los necios no hay trasfondo que valga. Aléjate lo antes posible, lo más rápido que te permitan tus piernas. Déjalos que permanezcan embelesados por la forma, puesto que no son capaces de saborear el contenido… Y si no son capaces, ¿de qué demonios te sirven?
Para edulcorar el ego ya existen demasiadas malas formas, demasiadas fórmulas.
Afortunadamente, la sabiduría y la honestidad son los únicos elementos que, aun camuflados, se transfieren en ti otorgándote una verdadera belleza, la belleza de la individualidad, de lo inaudito, lo único, lo verdaderamente bello, tu alma.
Tú.
No malgastes tus ganas.
Déjalos ir por donde vinieron.
Ya volverán.
Cuando sean capaces de observar lo verdaderamente bello.
Siempre tarde.
(Si es que alguna vez aprenden a observar)
Cuando Nadie Mira
Cuaderno de desórdenes y contradicciones.
Alejandra G. Remón.
Cuanta razón, muchas gracias por compartirlo. Es inspiradora 🙂 Besos
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